Etapa 19: Tui - Redondela
Datos técnicos
Distancia: 33.02 Km
Altura mínima/máxima: 9 m / 230 m
Desniveles acumulados: Subida: 409 m / Bajada: 449 m
Dificultad: 84 HKG
Cartografía y tracks GPS
Recorrido
Desde la catedral de Tui nos dirigimos hacia la Praza do Concello y la iglesia, convento y túnel de las Clarisas, desde donde descendemos por la Rúa do Ouro, hasta la Praza da Armada, ya casi a la altura del río Miño. Tomando la Rúa Antero Rubín, pasamos por delante del convento e iglesia de San Domingos. Seguimos la Rúa Canónigo Valiño y la Rúa de San Bartolomé, que nos deja en el bello rincón que conforma la plaza, el cruceiro y la iglesia de San Bartolomé de Rebordans.
Caminando por pistas nos aproximamos a la orilla del río Louro que nos acompañará a poca distancia hasta casi llegar a Redondela. Llegamos a un punto en que divisamos a la derecha el impresionante Puente da Veiga sobre el citado río Louro y que no atravesamos, sino que continuamos junto a un monumento en piedra con la silueta de un peregrino, y tomamos una pista en que reaparece la señalización de la Vía Romana XIX. Poco después, la pista pasa a ser asfalto y llegamos a la capela da Virxe do Camiño.
A partir de aquí caminamos por un carril bici habilitado en la carretera PO-342. Después de pasado el punto kilométrico 2, nos desviamos a la derecha para pasar por encima de la autovía y caminar por un agradable bosque que nos lleva hasta el Ponte das Febres o de San Telmo, en que este santo, patrón de Tui, enfermó de muerte durante su peregrinación a Santiago en 1251, como reza el monolito conmemorativo que allí se encuentra. Se trata de un agradable rincón que invita al sosiego.
Seguimos por bosque hasta llegar a Madalena y ya por carretera continuamos hasta Ribadelouro, donde a la altura de un calvario, continuamos de frente por un camino que nos lleva hasta un puente medieval sobre el río Louro. Por un camino agradable por bosque vamos a dar al puente de Orbenlle y comenzamos a entrar en la población del mismo nombre. Llegamos al punto kilométrico 106 del Camino y sobre él vemos un anuncio del Área de descanso do Peregrino de Orbenlle. En este punto debemos estar muy atentos ya que la nueva variante oficial que evita el Polígono de las Gándaras de Budiño, sale a la izquierda unos pocos metros después. La señalización original es vandalizada periódicamente y deberemos estar atentos para no pasarnos el cruce y acabar en el Polígono.
Una vez que cogemos el cruce adecuadamente, nos adentramos por un agradable camino antiguo de tierra, rodeado de abundante vegetación hasta llegar al puente de Baranco por el que cruzamos el río Louro. Poco después llegaremos a los preciosos pasos de invierno de Baranco y O Botate. Al llegar al lugar de Quintela comenzamos a caminar sobre asfalto. Pasamos por Centeáns donde encontramos un bonito cruceiro y poco después llegamos a San Campio, con la ermita dedicada al santo. Pasamos al lado de un velódromo de “karts”, giramos a la derecha en una rotonda y pasamos por debajo de la autovía A-55. En este punto debemos estar de nuevo muy atentos ya que las señales pueden haber sido vandalizadas y repintadas para hacernos cruzar el río Louro. Nosotros en lugar de cruzarlo, giraremos inmediatamente a la izquierda y seguiremos por un precioso paseo a la orilla del río que no dejaremos hasta llegar a O Porriño, al pie del Albergue de Peregrinos.
Si quisieramos ir al centro y al ayuntamiento debemos retroceder ligeramente una vez cruzado el río Louro. Una vez visitado el centro, atravesamos O Porriño hasta llegar a la N-550, a la altura de una ermita y un cruceiro. Caminamos por la carretera hasta llegar a una rotonda, para continuar en paralelo a la nacional, por su lado derecho, hacia Ameiro Longo. Cruzamos con precaución la N-550 y pasamos bajo la vía del tren, cruzamos de nuevo el río Louro y al llegar a un campo de fútbol giramos a la derecha hacia Veigadana.
Por asfalto, pero por una carretera muy tranquila, vamos ganando altura y llegamos hasta el Concello de Mos. Atravesamos la preciosa población de A Rúa, con la iglesia de Santa Eulalia y enfrente el Pazo dos Marqueses de Mos. Junto al Pazo, en la denominada “A Casa Blanca” se encuentra el albergue de peregrinos de esta localidad.
Continuamos en subida por la rúa dos Caballeros, hasta llegar a un bonito cruceiro policromado, datado en 1733. Torres Villarroel, pudo verlo en su esplendor, casi recién acabado. Seguimos por asfalto hasta llegar al alto del monte Santiago de Antas, un rincón repleto de hitos jacobeos: la capela de Santiaguiño, una imagen de Santiago, un monolito conmemorativo del Camino Portugués y, por último, a los pocos metros un miliario de la Vía Romana XIX.
Comenzamos una bajada continuada, que por carreteras estrechas y tranquilas nos lleva en paralelo a la carretera N-550, hasta que poco antes de llegar a Redondela confluimos a ella. Un desvío a la derecha por la Rúa del Muro nos lleva al centro de Redondela y a su albergue de peregrinos ubicado en la Casa da Torre del siglo XVI.
Recomendaciones
Etapa larga y con un desnivel importante al final para subir a la Capilla de Santiaguiño. La llegada final a Redondela puede hacerse interminable.
En O Porriño que está aproximadamente en la mitad de la etapa encontraremos todo tipo de servicios. Quizás sea un punto adecuado para descansar y afrontar la parte final de la etapa que es donde se encuentra el desnivel más importante.
En septiembre de 2013 se inauguró un nuevo tramo oficial del camino entre Orbenlle y O Porriño, que no atraviesa el odioso polígono de las Gándaras de Budiño. Este tramo permite caminar disfrutando de la naturaleza y de algunos lugares de gran interés. Después de la inauguración la marcación era perfecta, pero actualmente en Orbenlle y dos kilómetros antes de llegar a O Porriño habrá que prestar atención a los cruces, ya que las señales suelen ser vandalizadas periódicamente para obligar al sufrido caminante a cruzar el polígono y acabar en la N-550. Para no despistarse habrá que llevar a mano el GPS.
Encontramos tres albergues de la Xunta de Galicia en O Porriño, Mos y Redondela.
En Redondela podemos acercarnos por primera vez a ver el mar y disfrutar de la río de Vigo, a la orilla de la cual caminaremos en la siguiente etapa.